viernes, 16 de diciembre de 2011

EL CUADERNO DE PHOSPORUS. CUENTO 1


NO ES LA ESPADA, SI NO UNO.

Cuenta la historia que en un reino muy lejano lleno de alegría y prosperidad, donde cada persona era tan importante como la otra y que la justicia y la ley no era rota, apareció un demonio errante sediento de poder.
este susurraba a los oídos del rey y el rey lo escuchaba sus palabras eran tan acertadas, que él hizo todo lo que decía el demonio y el reino prospero.

También con el tiempo el demonio susurraba cosas, que al rey lo hacían estremecer, le metió miedos y rencores y el rey se volvió tirano y paranoico, sometió al reino y cobro impuestos altos, todo aquel que se levantara en contra de él, caía su cabeza, pues al demonio nada se le escapaba, toda conspiración el sabia antes de que se conspirara.

Un día un hombre fuerte de corazón se le enfrento al rey con una simple espada ese hombre se llamaba Eros, y su espada como él la llamaba era la espada Platea, todo guardia del rey que sobrevivía al enfrentarse a Eros contaba que la espada era invencible; mientras Eros la portara jamás sería derrotado, tal rumor llego al demonio Olucaro y este lo susurro a los oídos del rey.

El rey ordeno a sus mejores hombres que lo liquidaran y les dijo que solo tenían que quitarle la espada, pero ni uno solo fue capaz de lograr aquella Azaña, el rey enfadado, le renegó a Olucaro, quien solo rio y le dijo –préstame tu cuerpo y yo me desharé de el- el rey confiado por tanta ayuda del demonio se lo permitió, sus ojos cambiaron a un oscuro total, no había vida en sus ojos, así se enfrento a Eros, la lucha fue pareja, espada con espada, todos observaban desde los guardias heridos, hasta la gente que a Eros apoyaba; Olucaro fue deshonesto y tramposo en la batalla y fue capaz de quitarle la espada, Eros no se sorprendió, tomo una de las espadas de los cadáveres de los guardias y siguió peleando –no me vencerás- decía Olucaro, seguro de que no sería vencido mientras la espada platea estuviera en sus manos; Eros solo escuchaba, mientras peleaba y en un tajo quebró la espada platea, Olucaro, se sorprendió tanto, que se detuvo en seco y la espada de Eros atravesó su vientre –¿pero cómo? Si esta es la espada platea, la espada invencible- decía Olucaro con incertidumbre, –demonio la espada es solo eso, una espada, la espada no es invencible sin un buen espadachín que la use- dicho esto saco la espada del vientre y atravesó su quijada dejando sin vida al rey, pero huyendo el demonio de su cuerpo.
Todos los ciudadanos se lo agradecieron, le ofrecieron que fuera su rey pero se negó, pues decía que todavía tenía que buscar a su hermano, así que se nombro un nuevo rey amable y justo a los ojos de Eros y este partió en su búsqueda.

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